La reaparición del Hantavirus

Daniel Antenucci, investigador independiente del CONICET Mar del Plata, con lugar de trabajo en el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMYC, CONICET-UNMDP) y Vicerrector de la Universidad Nacional de Mar del Plata, explica en esta nota el contexto y la historia de la aparición del virus en el continente, así como algunos consejos para disminuir la probabilidad de contagio.


Hantavirus es un nombre genérico que representa a un conjunto de virus. Los Hantavirus (familia Buyanviridae, género Hantavirus) son agentes virales zoonóticos (es decir: transmitidos principalmente por animales) que son contagiados a humanos primariamente por inhalación de aerosoles de la excreción, defecación o saliva de roedores infectados. Pero también, como consta en diversos trabajos científicos que datan de 1998, hay evidencia de transmisión horizontal (persona-perosna).

Durante el brote de 1996 hubo casos autóctonos en el Bolsón, Bariloche y Esquel. Por otra parte, en Buenos Aires un médico que atendió a un paciente que contrajo el virus en Bariloche, se contagió de éste. Presumiblemente, cada tipo de Hantavirus está asociado a una especie de roedor, con poca evidencia de infección cruzada entre los mismos. Esto significa que cada tipo de virus tiene como reservorio principal una especie de roedor, si bien eventualmente puede infectar a otras especies. En los hospedadores, a diferencia de los humanos, el virus no produce ninguna patología y si lo hace, es leve. Generalmente se aloja en las glándulas salivales de los hospedadores. Si bien los artrópodos pueden comportarse como vectores, sólo los piojos de roedores son considerados posibles rutas de transmisión del virus entre los mismos e inclusive al hombre.

Algunos Hantavirus fueron aislados y se les han dado nombres específicos a cada uno de ellos: Eurasia; Pumala; Seul; Hantaan; Dobrava; Tailandés; Thottapalayam; etc.

En el viejo mundo los Hantavirus Pumala, Seul, Hantaan y Dobrava producen una cantidad considerable de enfermedades que se denominan en conjunto como fiebre hemorrágica con síndrome renal (FHSR). Esta alcanzó notoriedad para médicos y biólogos de occidente en los años cincuenta durante la guerra de Corea, cuando se presentaron, en las tropas de los Estados Unidos, 3000 casos de la llamada fiebre hemorrágica de Corea con una mortalidad entre el cinco al diez por ciento. El virus que produjo esta enfermedad fue aislado dos décadas después (1976) mediante ensayos inmunológicos, con suero de pacientes recuperados, y se lo bautizó como hantaan, prototipo del nuevo género. Después de aislado el virus, se lo detectó, mediante análisis histoquímicos, en tejidos almacenados de pacientes fallecidos en los Estados Unidos en 1959, por lo cual se infiere que es un patógeno que hace mucho tiempo está entre nosotros.

Entre las especies de roedores en las cuales se identificó Hantavirus, en Rattus rattus y R. norvergicus (rata) capturadas en puertos de los Estados Unidos se identificó el virus Seul, que produce FHSR. Rattus tiene amplia distribución mundial junto con el patógeno. Tal es el caso en nuestro país, donde fueron capturadas en 1983 ratas seropositivas para Hantavirus en el puerto de Buenos Aires y en el de Mar del Plata. No obstante, cabe destacar que el síndrome renal presenta menos mortalidad y diferentes características del síndrome pulmonar, caso que nos ocupan en estos días

En 1993 se presentó en un área geográfica denominada Cuatro Esquinas (Estados Unidos) el primer caso de Hantavirus asociado a un síndrome pulmonar (SPH) que, en más del 50 por ciento de los casos, desencadenó la muerte de los enfermos. El virus fue aislado y denominado “Sin nombre”. Dos años despúes, un nuevo Hantavirus (virus Andes) transmitido por Olygorizomys longicaudatus (colilargo) fue identificado. Las muestras provenían de los pulmones de pacientes del sur de Argentina. Los pacientes presentaron SPH. Hasta 1996 se creía que la transmisión por inhalación de aerosoles de la excreción, defecación o saliva de roedores infectados, era la única forma de transmisión. El análisis exhaustivo de los hechos, mediante los cuales personas residentes y visitantes de las localidades de El Bolsón, Bariloche y Esquél contrajeron SPH, confirmó mediante análisis RNA que algunos de ellos se contagiaron de otra persona.

Hasta 1995 se han identificado cuatro focos de Hantavirus en la Argentina: la zona endémica de “Fiebre Hemorrágica Argentina” que comprende norte de la provincia de Buenos Aires, sur de Santa Fe y sudeste de Córdoba (FHSR y SPH); la zona de Orán en Salta (SPH), la zona cordillerana (SPH) y la zona noreste que incluye Misiones. Cada una de las zonas está vinculadas con distintos genotipos del virus. Esto quiere decir que no son las mismas cepas que circulan en todas las regiones. Los casos vinculados a Epuyén están vinculados la cepa AndesSur, mientras que los de la zona Centro (Buenos Aires, Santa Fe, Sur de Córdoba, Entre Ríos) con otras tres cepas diferentes a la sur. Por lo tanto, se hipotetiza que tanto la probabilidad de contagio de persona a persona como la mortalidad entre estas cepas son diferentes. Se han reportado mortalidades variables entre años, desde cerca del 20% hasta más del 40%. Cabe señalar que todos los años se dan casos en todas las regiones, por lo cual no es una situación diferente, hasta el momento, la que se está desarrollando en gran parte de Argentina

En diversos estudios la aparición de enfermos por distintos tipos de Hantavirus se ha vinculado con un incremento sustancial de las densidades de roedores. La incidencia del virus evaluada en poblaciones naturales de roedores, es de entre un seis y un 30 por ciento. Por ende, el aumento en las densidades de roedores produce un incremento en la cantidad neta de animales portadores del virus, pero además la potencia, debido a la mayor probabilidad que se extienda la zona en que habitan (generalmente nada o poco poblada) a lugares poblados, aumentando así los posibles contactos entre humanos y roedores.

También se ha vinculado el aumento de la densidad de roedores vectores en el sur de Argentina, con la floración de la caña colihue, de la cual se alimenta. La caña florece, de forma variable, cada 50 años, abarcando distintos periodos temporales en distintas regiones.

Con respecto a los factores de riesgo, la posibilidad de infección al aire libre es menos probable que en lugares a los que no llega la luz, debido a que a la intemperie, el virus se inactiva en corto tiempo por efecto de la luz ultravioleta. Por esta razón, los factores de riesgo más conspicuos respecto a los roedores son:  el uso de casas deshabitadas por turistas ocasionales en zonas con pastizales aledaños, el trampeo de ratones sin indumentaria adecuada, actividades agropecuarias especialmente en galpones no ventilados ni iluminados y toda actividad asociada a lugares donde haya roedores.

Respecto a la transmisión persona a persona, se deben considerar las precauciones que se tienen con enfermedades de transmisión viral evitando contacto con saliva y su spray, heces y orina

Alguna de las estrategias posibles que pueden reducir la exposición a Hantavirus son: el uso de rodenticidas eficaces, el mantenimiento de los alrededores de las viviendas sin pastizales, el trabajo con guantes en tareas relacionadas con el suelo y la vegetación, la reducción de la posibilidad de acceso de roedores a la vivienda mediante el uso de marcos con resorte y alambre mosquitero en puertas y ventanas, cuando se ventila la vivienda.
y el uso de rejillas y tapas herméticas en toda abertura de cloacas y pluviales que dan al exterior.

También es importante la iluminación periódica, con luz natural, del interior de las edificaciones y ventilación siempre que sea posible, lavar la superficie de las latas de conserva de alimentos o bebidas antes de abrirlas y beber de ellas o que las conservas toquen la superficie de dichas latas; y evitar todo contacto directo con roedores. Estas recomendaciones son válidas para toda enfermedad cuyo vector de transmisión sea un roedor