1º de Mayo: Estudiar la historia mientras se hace

En vísperas del 1º de mayo, desde el CONICET Mar del Plata dialogamos con Agustín Nieto sobre el sentido de esta fecha, el significado de clase trabajadora, los conflictos que se dan en el ámbito portuario y su intervención como historiador en este contexto.


Agustín Nieto, doctor en Historia, investigador adjunto del CONICET e integrante del Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales (INHUS, CONICET-UNMDP) invita a la reflexión en torno a algunas definiciones que se dan por sentado en torno al mundo laboral. “¿Es lo mismo decir “Día del trabajo” que “Día internacional de lxs trabajadorxs”? ¿Es el 1º de mayo un día festivo o de lucha? ¿Es una conmemoración o también es una expresión de las luchas actuales?”, cuestiona y abre de inmediato el diálogo para comenzar a pensar sobre esta fecha.

 

Para responder a estos cuestionamientos es necesario repasar algunos hechos históricos. En 1886 el movimiento obrero luchaba por imponer la jornada laboral de 8 horas en diferentes partes del mundo. El 4 de mayo de ese año, durante la cuarta jornada consecutiva de lucha, se produjo la masacre de Haymarket en Chicago, Estados Unidos y la detención de centenares de manifestantes. George Engel, Adolph Fischer, Albert Parsons, August Vincent Theodore Spies, Louis Lingg fueron condenados a muerte por la justicia estadunidense, y desde entonces se los conoce como los “Mártires de Chicago”. Tres años más tarde, en París, el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, estableció que el 1º de mayo sería una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago.

Desde ese momento, la fecha se transformó en un terreno de lucha. Agustín explica que la forma y su contenido sufrieron cambios a lo largo de la historia. Así las distintas corrientes de izquierda, como el anarquismo y el socialismo, disputaron los sentidos de aquella fecha del calendario obrero.

Con el correr de los años el carácter internacional del evento se fue transformando en nacional, y las que fueran banderas rojas y negras se tiñeron de celeste y blanco. “Los estados nacionales intervinieron y transformaron la efeméride obrera en un feriado nacional de carácter festivo alrededor de todo el mundo. Sin embargo, pese al poder domesticador del Estado los sentidos del 1º de mayo siguen en disputa y las distintas tradiciones y corrientes ideológicas reavivan y reactualizan herencias que ya tiene más de un siglo. En definitiva, el 1º de mayo es todo en uno: fiesta del trabajo, día internacional de lxs trabajadorxs, feriado nacional, jornada de lucha, conmemoración”, agrega el investigador.

El proyecto de investigación que desarrolla Nieto se centra en la clase obrera portuaria, de la estiba, la marinería, la construcción naval o la pesca. Detalla que el panorama laboral en la industria pesquera en tierra fue cambiando con el correr de los años, pero algunos rasgos se mantuvieron a lo largo de toda su historia: la precarización laboral y la explotación intensiva de la fuerza de trabajo, ya sea por las largas jornadas de trabajo o el pago a destajo. “Las “cooperativas truchas” que hoy dominan la contratación de la fuerza de trabajo en la rama del fileteado de pescado fresco existen desde el origen de la actividad, en los años sesenta del siglo pasado. Uno de los primeros juicios laborales que un grupo de trabajadorxs precarizadxs del filet ganó fue contra la firma Moscuzza, hacia finales de los años sesenta. En la rama de conservas de pescado la situación fue similar, los primeros años fueron dominados por una absoluta precarización laboral”, añade el investigador.

En ese contexto de precarización es preciso recordar, que la gran masa obrera de las conserverías de pescado como los fileteros y las fileteras del fresco, lograron, en distintos momentos y por un periodo limitado, conquistar y hacer respetar distintos derechos laborales. Entre  ellos se encuentran la abolición del trabajo a destajo, igual salario por igual tarea sin discriminación sexo-genérica, la reducción de la jornada laboral, la prohibición del trabajo nocturno, la implementación de la organización sindical en los lugares de trabajo con presencia de comisiones y delegados y delegadas, entre otros logros. El investigador advierte: “Todas estas conquistas se lograron gracias a la lucha de clases que ellxs protagonizaron”.

Sin embargo el panorama actual en el sector demuestra que no todas las luchas lograron sus objetivos. “Las decenas y decenas de huelgas, cortes de calles, piquetes de fábrica, bloqueos en las entradas y salidas del puerto, no lograron imponer uno de los reclamos más caros del sector: la registración laboral bajo el convenio colectivo de trabajo firmado en 1975”, refiere Nieto.

El convenio al que hace referencia el investigador posee una gran carga simbólica, más allá de su contenido salarial y de condiciones de trabajo, ya que es el resultado de un proceso de lucha de al menos una década. “Sus protagonistas fueron reprimidxs, perseguidxs, secuestradxs y desaparecidxs en el marco del sangriento golpe de estado de 1976. Golpe que impuso a sangre y fuego una nueva correlación de fuerzas entre capital y trabajo, a favor del primero. La proliferación en las últimas tres décadas de “cuevas” y “coopetruchas” que precarizan las condiciones de trabajo y vida no son más que su corolario”, amplía el historiador.

Agustín Nieto se puso en contacto con la temática del mundo laboral en la industria del pescado hace más de 20 años, cuando aún era estudiante de historia, en el 2000. En aquel convulsionado momento de la historia, el Puerto no estaba ajeno a la crisis que reinaba en el país, agrega: “el puerto de Mar del Plata estaba literalmente en llamas”.

“Esta intersección entre mi militancia en la Universidad, el proceso de lucha protagonizado por las personas precarizadas en la industria del pescado y mi interés en la investigación histórica, generó que a los pocos años escribiese una primera monografía sobre la lucha del 2000. Mis primeras armas como historiador las hice en tanto militante, mientras que mis más potentes armas como militante las hice en tanto historiador. Desde ese momento, mi interés por la historia de las luchas portuarias no hizo más que crecer”, concluye Nieto.

Por Daniela Garanzini-Departamento de Comunicación CONICET Mar del Plata