Carolina Tavano es Socióloga graduada de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) y Dra. en Ciencias Sociales del Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES) y la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), becaria del CONICET Mar del Plata y docente de la Facultad de Humanidades de la UNMdP. Durante su proyecto doctoral investigó la vinculación del Estado con las organizaciones de derechos humanos, en particular H.I.J.O.S (Hijos e hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio), entre los años 2003 y 2015.
Inicialmente analizó la historia de la agrupación, que tiene regionales en todo el país, y en una segunda instancia comparó las agrupaciones ubicadas en Capital Federal, La Plata y Mar del Plata. Evaluó cómo estas organizaciones se vincularon con autoridades, cómo fue la participación de sus integrantes en la gestión, cómo se involucraron en la elaboración y demanda de políticas públicas vinculadas a esta deuda de memoria, verdad y justicia que los une.
Durante la investigación Carolina encontró que cada agrupación pasó por procesos complejos y heterogéneos. Si bien la causa que los motivó y bajo la cual se encontraban era la misma, existían diferencias en los contextos en los que se generaron y las trayectorias personales de quienes integraron esos colectivos. La especialista explica que, por ejemplo, H.I.J.O.S. inició sus actividades a mediados de los 90, cuando muchos de sus integrantes recién egresaban del colegio secundario, con una sociedad que aún estigmatizaba mucho a quienes tenían relación directa con los oscuros eventos de la última Dictadura Militar.
“Muchas veces hijos e hijas de desaparecidos tuvieron que transitar sus propias biografías en las escuela y lugares de pertenencia ocultando sus identidades, en ocasiones teniendo que negar su propia identidad, porque existía la idea de que sus madres y padres desaparecidos eran terroristas. Hay que tener en cuenta que se encontraba en pleno auge la Teoría de los Dos Demonios”- explica Carolina- “Y lo que yo pude ir reconstruyendo es que desde el discurso público se empieza a configurar una narrativa diferente que les da otro lugar en la historia y se empieza a legitimar su lucha, reconociendo su militancia”.
Tavano explica que no toda la generación de militantes detrás de esta causa se encontraban agrupados en H.I.J.O.S., si no que durante la gestión que comprende su análisis se gestaron otras organizaciones, que aunque compartían los mismos objetivos de lucha tenían diferencias ideológicas que eran atravesadas desde la política a nivel nacional.
Carolina cuenta que existe una idea preconcebida que plantea que las organizaciones de derechos humanos están en un posicionamiento al margen de la política partidaria, y aclara: “La realidad es que todas estas organizaciones tenían un posicionamiento político definido y sus agendas, demandas y acciones tenían coherencia con sus ideologías o posicionamientos en el escenario político amplio, excediendo a las organizaciones. Y esto sucedió siempre, no sólo durante el kirchnerismo. Los posicionamientos estaban, pero a partir de determinada fecha, que puede situarse en 2005 ó 2006 para algunos militantes esta diferencia se hizo más explícita”.
La socióloga plantea que durante los años del kirchnerismo, muy vinculado a sus historias de vida y la historia de la propia generación, tuvo lugar una repolitización de la juventud, que permitió que muchas personas que militaban estas causas se acercaran a los diferentes partidos políticos, ya no sólo a los vinculados con el oficialismo.
En su comparación de H.I.J.O.S. entre las ciudades de Buenos Aires, La Plata y Mar del Plata remarcó que la mayor diferencia está relacionada con la escala. Mientras las discusiones políticas entre éstas son semejantes, la cantidad de participación y visibilización que obtiene la ciudad capital es mucho mayor. “Hay una diferencia en el acceso a espacios, a visibilidad pública, la llegada a los medios, la vinculación con los espacios estatales que les permitió tener otro tipo de conquista política y de hacer efectivas sus demandas”, agrega la becaria.
Hoy Carolina está profundizando su investigación pero en un nuevo aspecto, porque, como ella misma explica: los activismos se van renovando a lo largo de los años. Hoy el objetivo está puesto en las nuevas generaciones, en las personas más jóvenes que participan y se comprometen con esta causa. “Pude registrar fenómenos emblemáticos como el surgimiento de NIETES, una agrupación que se formó en 2019, una segunda generación que se organizó y trae consigo un repertorio de demandas y consignas renovadas, que articulan con otros colectivos que antes no estaban tan consolidados o no eran tan visibles”- explica Carolina y agrega- “Procesos que van más allá de los derechos humanos, movimientos como el #niunamenos, el crecimiento del movimiento de mujeres de unos años para acá, hizo que indefectiblemente las organizaciones más tradicionales de derechos humanos reforzaran su agenda de género. NIETES directamente arranca con un nombre en inclusivo, su denominación ya tiene una agenda establecida”.
En esta nueva dimensión hay además un giro digital de los activismos, profundizados por la situación que generó la pandemia, que motivó el uso masivo de las redes sociales y no quedaran sólo como una herramienta para la difusión de actividades, sino que también fueran utilizadas para ser protagonistas. Por ejemplo, las entrevistas a integrantes de H.I.J.OS. que se pueden encontrar en diferentes plataformas: Instagram, Twitch, Tiktok. Esta nueva línea es protagonista del trasvasamiento generacional, donde las personas más jóvenes asumen el desafío de mantener la memoria viva, aún cuando muchas de ellas no han tenido contacto directo con las víctimas del Terrorismo de Estado.
Para la socióloga aún quedan desafíos por resolver, porque si bien hubo muchas demandas que fueron resueltas en materia de derechos humanos y políticas reparatorias, por ejemplo hubo un claro avance en cuanto a juicios de lesa humanidad, aún queda mucho por hacer. “Hay una necesidad de entender cómo seguir y cómo llegar a la ciudadanía que aún desconoce parte de nuestra historia. Y ahí el ejercicio de memoria puede parecer más abstracto, pero en ese caso deberemos recurrir a otras herramientas, la literatura, el cine, tenemos que encontrar maneras de representar ese pasado que les lleguen de otra manera a las nuevas generaciones”, agrega Tavano.
Carolina cuenta que desde su época de estudiante secundaria siempre se conmovió por la agenda de derechos humanos, que despertó el compromiso que la llevó a trabajar hoy en esta temática: ”Fui a una Escuela Nacional donde los docentes y estudiantes le daban mucha importancia a las efemérides relacionadas a la Memoria. Eso hizo que me sintiera movilizada por estas demandas. Desde muy pequeña participo de las marchas de los 24 de Marzo, sin tener a ningún familiar o amistad que haya sido víctima de la represión estatal. Ya de adulta participé en distintos espacios políticos y colaboré desde mi lugar en la visibilización de las luchas”.
A su interés personal se sumó que el grupo de investigación: “Violencia, Justicia y Derechos Humanos” fue creciendo y Carolina pudo sumarse para investigar aquello que tanto le preocupaba. “Cuando aparece el marco teórico y contextual de estos temas nos ayuda a entender la importancia que tienen y nos habilita a participar desde lo profesional y hacer nuestro aporte para completar los procesos de Justicia, de mantener viva la Memoria y llegar a la Verdad. Y, sobre todo, identificar los cuerpos de las personas que aún permanecen desaparecidas y recuperar a los nietos que aún faltan por recuperar”, concluye Carolina Tavano.
Entre los docenas de entrevistas que Carolina realizó, rescatamos una frase enunciada por un militante de la agrupación H.I.J.O.S. en el 2015 donde se refiere al predio de la Ex ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), hoy espacio de memoria de manera contundente: “Le demostramos al mundo que después de tanto horror, de tanta tristeza, tortura y muerte, todo eso se puede transformar en vida. Este Espacio muestra que todos apostamos a la vida, nunca a la muerte y esa apuesta la hacemos con alegría”. Y la vida continúa abriéndose paso y abrazando a esa historia, que es la historia de todo un país.
Por Daniela Garanzini para CONICET Mar del Plata