Cómo los desechos celulares podrían ayudar a frenar el avance del cáncer

Investigadores del IBioBA estudian cómo la acumulación de moléculas tóxicas en células normales y tumorales influye en su comportamiento, función y supervivencia.


Para hablar de su trabajo Lucas Pontel, investigador adjunto del CONICET y jefe del grupo de Metabolismo del Cáncer en el Instituto de Investigación en Biomedicina de Buenos Aires (IBioBA, CONICET-Partner Institute of the Max Planck Society), recurre a una metáfora.

“Imaginemos que la célula es como una casa. Para poder comer hay que cocinar y eso genera desechos, que uno no los quiere pero se producen igual, como las cáscaras de huevos o de las frutas. Ahora, si esa basura no se saca la casa se va a llenar de moscas y contaminar”, dice, y agrega: “En la célula es igual. Consume energía y nutrientes para poder sobrevivir y cumplir su función, y en esos procesos se producen desechos”.

En ese contexto, esa ‘basura’ son moléculas simples, que son subproductos o productos no deseados de reacciones metabólicas. La célula debe neutralizarlos y eliminarlos para evitar que se acumulen y que, en última instancia, la maten.

En el grupo de Metabolismo del Cáncer se centran en un tipo específico de residuos: los aldehídos. Cuando se acumulan, estas moléculas pueden dañar al ADN y las proteínas y, con el tiempo, afectan el funcionamiento normal y el rol fisiológico de esa célula en el organismo.

En el cáncer, las células malignas se dividen rápida y descontroladamente, y por lo tanto consumen más nutrientes que las normales. Esto llevaría a la producción de más desechos y, entonces, es esperable que necesiten mecanismos más robustos para contrarrestar los efectos tóxicos de los aldehídos.

El objetivo de Pontel y su equipo es entonces entender, por un lado, cómo se generan esos aldehídos y, por el otro, determinar cuáles son los mecanismos que tienen las células tumorales para detectarlos, neutralizarlos y evitar que se acumulen.

Objetivos y edición de genes

“Estudiamos específicamente el formaldehído (comercialmente conocido como formol), un compuesto generado en procesos fundamentales como la demetilación de ácidos nucleicos y proteínas, que cuando se acumula puede causar daño en el ADN y en las proteínas celulares. Nuestra hipótesis es que las células cancerígenas tienen mecanismos más robustos para controlar estos compuestos no deseados que generan”, comenta Pontel.

Para dilucidar estos procesos el grupo del IBioBA trabaja con la edición de genes en células. A través de técnicas como CRISPR/Cas9 – que permite editar genes en células vivas – buscan determinar cuáles están involucrados en la protección que tienen las células (tanto normales como tumorales) contra la acumulación de estos residuos.

“Nuestra meta es identificar y caracterizar los mecanismos de defensa contra el formaldehído, con el objetivo – a futuro – de anularlos y detener la proliferación del tumor”, concluye Pontel.