Corales de aguas frías: los habitantes desconocidos de nuestro mar

Dos investigadoras del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC-CONICET, UNMDP) y del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) realizaron un relevamiento de especies de corales que habitan al sur de las Islas Malvinas. Este trabajo representa la única información disponible en la zona en más de 50 años.


Laura Schejter, investigadora independiente y Claudia Bremec, investigadora  principal del CONICET, realizaron un registro de los corales presentes en las Áreas Marinas Protegidas (AMPs) Namuncurá Banco Burdwood I y II y otros sitios adyacentes, como la Isla de los Estados, que se encuentran al sur del paralelo 53°, comprendiendo desde los 50 hasta los 4000 metros de profundidad.  El trabajo realizado por las investigadoras fue publicado recientemente en la revista española Scientia Marina.

Los corales son un  grupo diverso de animales marinos, algunos de los cuales son capaces de crear inmensas estructuras conocidas como arrecifes. Si bien los corales tropicales son los más conocidos, existe una diversidad aún mayor de los llamados “corales de aguas frías”, los cuales habitan regiones que  usualmente superan los 200 metros de profundidad.

En el trabajo realizado por las investigadoras, se destacó que en el área estudiada habitan 14 especies de corales de piedra, la mayoría presentes a más de 200 metros de profundidad y en el AMP Namuncurá Banco Burdwood II, que representan el 65% de las especies conocidas  en Argentina. Esto demuestra la importancia y el valor de conservación de esta área.

Los corales son conspicuos habitantes de los “bosques animales” registrados en el área de estudio. Se trata de hábitats  muy particulares y altamente diversos, comparables con los bosques terrestres: en lugar de estar formados por plantas,  los bosques submarinos están dominados por animales que carecen de movilidad (entre ellos, corales y esponjas) que viven fijos a un sustrato y que se alimentan filtrando agua o captando de ella pequeñas partículas de alimento y microorganismos. Este tipo de ecosistemas se caracteriza por su fragilidad estructural ya que suelen albergar especies muy longevas y que usualmente se reproducen a una edad avanzada en un período acotado del año,  siendo vulnerables a actividades humanas como la pesca de arrastre y la extracción de petróleo. Pero además, se ha demostrado que son especies clave que contribuyen en la mitigación de los efectos producidos por el cambio climático, ya que son capaces de inmovilizar carbono, disminuyendo el nivel de dióxido de carbono en la atmósfera, el principal gas de efecto invernadero.

Desde el año 2013, con la creación de la primera área marina protegida que se encuentra íntegramente en mar abierto (AMP Namuncurá  Banco Burdwood I) y con la implementación de su Plan de Manejo se han realizado numerosas campañas de investigación en esta región inhóspita y muy poco estudiada, pero que alberga una importante biodiversidad. En esta zona de nuestro mar dominan los bosques animales que proporcionan una compleja arquitectura al fondo marino, proveyendo de hogar, refugio, sustrato y guardería a una gran variedad de fauna asociada. Los corales son importantes componentes de estos fascinantes ambientes, desde muchos puntos de vista.

Schejter y Bremec trabajan juntas desde hace 20 años.  Un trabajo como el desarrollado requiere de varios años  hasta conseguir resultados como los publicados en este artículo. Schejter cuenta: “desde que inicia la planificación de las campañas y el planteamiento de los objetivos generales y particulares hasta que obtenemos y procesamos todas las muestras pueden transcurrir uno o dos años. Entonces comienza el trabajo de identificación en el laboratorio, la búsqueda bibliográfica, las consultas con otros especialistas. Y luego, a ordenarse, interpretar y escribir. Pero sin dudas, poder trabajar juntas en nuevos desafíos lo vuelve siempre una tarea gratificante”.