Fue decretado en el año 1963 por la Presidencia de la Nación Argentina en reconocimiento al Dr. Hugh H. Bennett, investigador estadounidense que dedicó su vida a lograr la preservación de este recurso natural, su protección y adecuado manejo.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) explica que el suelo está compuesto por minerales, materia orgánica, diminutos organismos vegetales y animales, aire y agua. Es una capa delgada que se ha formado muy lentamente, a través de los siglos, con la desintegración de las rocas superficiales por la acción del agua, los cambios de temperatura y el viento. Las plantas y animales que crecen y mueren dentro y sobre el suelo son descompuestos por los microorganismos, transformados en materia orgánica y mezclados con el suelo.
Ahora bien, este recurso sufre una degradación progresiva a causa de la erosión, desmontes, uso del fuego, sobrepastoreo, labranzas inadecuadas, falta de rotación de cultivos y expansión de las fronteras agrícolas. En Argentina, el 75 por ciento del territorio está sujeto a procesos erosivos causados por las actividades agrícolas, ganaderas y forestales.
Desde CONICET Mar del Plata, trabajamos en este sentido y saludamos a todos los y las investigadores/as, becarios/as, personal de apoyo que contribuyen de manera conjunta al cuidado de este bien común.
“La tierra productiva es nuestra base, porque cada cosa que nosotros hacemos y aún casi todo lo que nos convierte en una gran nación, comienza y se mantiene con la sostenida productividad de nuestras tierras agrícolas. Usted y yo como individuos o agrupados como parte de la raza humana, somos inseparables, excepto por la muerte. El mismo desafío nos confronta a cada uno de nosotros. Su deber y el mío son claros como el cristal y es intransferible. Podemos ayudar o podemos oponernos. La elección está en nuestras manos.”(Palabras del Dr. Hugh Hammond Bennett)