Día Mundial del Alzheimer: “Es necesario no fingir demencia”

Matías García, integrante del IPSIBAT, se especializa en el entrenamiento cognitivo para adultos mayores y explica la importancia de conocer este tipo de patologías y su impacto en la vida cotidiana.


El 21 de septiembre de 1994 se celebró por primera vez el Día Mundial del Alzheimer propuesto por la organización Alzheimer’s Disease International (ADI). Argentina adhirió a esta conmemoración en 2013 a través de la Ley Nº 26.925para  dar a conocer la enfermedad y difundir información al respecto. El psicólogo y becario doctoral del Instituto de Psicología Básica, Aplicada y Tecnología (IPSIBAT, CONICET-UNMDP), Matías García, lleva adelante un programa de entrenamiento cognitivo computacional en adultos mayores que se vincula estrechamente con la evaluación de este tipo de patologías.

El Alzheimer es el tipo de demencia con mayor prevalencia, que se caracteriza por la aparición de plaquetas en las neuronas y ovillos neurofibrilares formados por proteínas, que son normales en el cerebro, pero que se comportan de manera anormal y generan que las neuronas se mueran de a poco, según señala García. El especialista indica que se trata de neuronas ubicadas a las cortezas frontal, temporal y parietal del cerebro, por eso también se llama demencias de fronto-temporo parietales.

García explica que el término demencia ha evolucionado en los últimos años, a partir de los avances en microbiología. “Antes pensábamos que la demencia era una forma de envejecimiento patológico natural que se producía con la edad, por eso se hacía referencia a la demencia senil. Hoy, si bien no sabemos exactamente qué la produce, sabemos qué es lo que genera en el cerebro” detalla el especialista.

Esta patología genera inicialmente dificultades en la orientación espacial y temporal, que hacen que el paciente confunda fechas y lugares. “Con frecuencia se utiliza la frase fingir demencia aludiendo a no entender o a ignorar determinado hecho. Creo que en estos casos justamente lo que tenemos que hacer es no fingir la demencia, muchas veces se ocultan estas señales, se bromea al respecto e incluso se desarrollan estrategias para sobrellevarlo. Entonces, cuando los síntomas se hacen visibles quizás la enfermedad ya tiene diez años de desarrollo silencioso en el paciente”, manifiesta García.

El psicólogo cuenta que, en el envejecimiento esperable por la edad, así como en el caso de una patología, las funciones ejecutivas, que permiten guardar cierta información para usarla después o alternar entre tareas sufren cierta alteración y eso afecta las actividades de la vida diaria. “Sucede, por ejemplo, que una persona confunde el dinero, o tiene problemas con la orientación temporal y espacial. De esta manera, tareas como hacer compras, asistir a un lugar o trazar una ruta se vuelven imposibles. Aunque son actividades simples, comienzan a fallar, reduciendo la autonomía para la vida diaria”, ejemplifica García.

El especialista lleva adelante, como parte de su doctorado en la Facultad de Psicología en la Universidad Nacional de Mar del Plata, el “Programa de entrenamiento cognitivo computacional en adultos mayores” que busca entrenar estas funciones para que se sostengan tanto en los casos en los que hay un deterioro cognitivo, con diagnóstico clínico de un especialista en neurología, así como en personas que tienen un envejecimiento esperable para su edad. El objetivo es mantener estas funciones ejecutivas y observar cómo se transfieren en su entrenamiento a otro tipo de habilidades. El proyecto inició en 2020 y lo lleva adelante junto a su directora Ana Comesaña, también investigadora del CONICET y el Departamento de Neurología del Departamento de Adultos Mayores del Hospital Interzonal General de Agudos Oscar Allende, de Mar del Plata.

Las funciones ejecutivas son: la inhibición cognitiva, que permite detener una tarea, la memoria de trabajo, que permite recordar la información inmediata y la flexibilidad cognitiva, que es la capacidad de alternar entre tareas manteniendo la información de cada una en la memoria.  El programa está basado principalmente en la flexibilidad cognitiva, porque, según explica García, es una función que requiere de las otras dos para funcionar correctamente.  “Es necesario inhibir una tarea para pasar a la otra y además se necesita recordar instrucciones de las dos tareas al mismo tiempo, es decir que se utiliza también la memoria de trabajo. Jerárquicamente la flexibilidad sería más importante, más compleja y más dependiente de las otras dos”, agrega el psicólogo.

El proyecto consiste en un programa de entrenamiento con computadora dirigido a adultos mayores. “Con una notebook les enseñamos cómo se usa el aparato, realizan tareas que tienen la estructura de juegos, porque tienen niveles y criterios incrementales. Es decir, a medida que van pasando de nivel hay más estímulos, menos tiempo para responder o el criterio para pasar al siguiente nivel es tener una precisión mayor que en el nivel anterior. Y esos niveles se van jugando sesión a sesión durante un período de entrenamiento”, indica el psicólogo. Para evaluar el impacto del programa realizan una evaluación previa y otra cuando termina el entrenamiento, que se repite después de un descanso de tres meses. Con los resultados analizan si el entrenamiento modificó el desempeño de esas funciones ejecutivas y si ese cambio se mantiene en el tiempo.

Las personas convocadas para llevar adelante el proyecto fueron contactadas desde el Departamento de Adultos Mayores, del sector Neurología perteneciente al Hospital Interzonal General de Agudos Oscar Allende, y también participaron integrantes de diferentes centros de jubilados y clubes de día de la zona, como el club de día Néstor Peretti y el Centro de Jubilados J&P y otras convocadas por PAMI.

El investigador cuenta que hay varios tipos de demencias, para las que no existe, hasta el momento, una cura. Pero en el último tiempo hubo avances en la industria farmacológica que mejoran la calidad de vida de quienes pueden acceder a dichos tratamientos. “Por eso considero que es necesario reforzar la promoción de la salud, especialmente trabajar en la inclusión de los adultos mayores en programas estructurados de trabajo cognitivo que les permitan recuperar calidad de vida. Porque si una persona tiene que tomar un taxi porque en colectivo se pierde o confunde el dinero, esto significa que no puede salir de su casa, lo que también impacta en su salud. Las familias deben invertir muchos recursos en el cuidado de esa persona, pero en términos generales para el Estado también es más costoso una persona con este tipo de patologías que su prevención. Como en otros aspectos de la salud, la prevención siempre es más barata”.

García espera que al finalizar el estudio el programa pueda ser aplicado en equipos de salud de hospitales a nivel nacional. “Me gustaría que psicólogos, terapistas ocupacionales y otros especialistas que trabajan con adultos mayores puedan capacitarse en el programa y se transforme en una herramienta para mejorar la salud de esta población”, concluye el especialista.

Por Daniela Garanzini para el CONICET Mar del Plata