Cada temporada las costas bonaerenses reciben miles de visitantes. Entre castillos de arena, niño y niñas y baldecitos de plástico un número importante de especies de megafauna marina también deciden arrimarse a la orilla, fenómeno conocido como varamiento. Son múltiples las causas que los generan y durante los últimos años su número se ha incrementado.
Si bien son varias las especies que quedan varadas en la orilla, desde el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC-CONICET, UNMDP) investigadores del grupo de Vertebrados vienen realizando desde hace varias temporadas estivales el monitoreo de las aves marinas que varan en las costas marplatenses. La particularidad del monitoreo es el trabajo interdisciplinario entre el personal del CONICET y los guardavidas. Desde hace al menos tres temporadas estivales son los guardavidas quienes dan aviso del varamiento al grupo de biólogos, para que se acerquen al lugar, realicen la toma de muestras y tomen las medidas pertinentes para los diferentes casos.
Durante la última temporada, se sumaron al proyecto profesionales de las Ciencias Sociales, la Lic. Victoria Cabral, becaria doctoral del CONICET, quien explica: “Como bien nos advertía Guy Debord, en la sociedad del espectáculo las relaciones sociales entre personas son mediadas por imágenes. Ante los varamientos, las denominadas especies “carismáticas” son objeto de todas las miradas. El extrañamiento que provoca estar cerca de aquello de lo cual poco conocemos, genera el deseo de llevarse como recuerdo de la temporada la tan preciada selfie. Poco importa el peligro que esto pueda provocar en las personas o el propio animal varado”.
¿Qué puede hacer la ciencia ante ello? ¿De qué modo mitigar la problemática? En primera instancia el trabajo interdisciplinario permitió constatar la importancia del trabajo de los guardavidas de las costas marplatenses. “A medida que avanzó el vínculo con ellos, aseveramos que se trata de un actor clave a la hora de proponer medidas que contribuyan a la mitigación de esta problemática ya que nos brindan una mirada cercana y cotidiana de la situación. Entre octubre y abril desde las 8 y hasta las 20 horas hay al menos una persona en cada puesto monitoreando de manera continua lo que ocurre en el mar y sobre la arena”, relata Germán García, uno de los promotores del proyecto e investigador adjunto del CONICET.
A fin de poder avanzar con medidas concretas, se decidió relevar percepciones y representaciones sociales de la problemática de los varamientos. Para ello se realizaron entrevistas en profundidad a guardavidas con extensa trayectoria en las playas del Sur de Mar del Plata, una de las ciudades balnearias más importante del litoral Argentino. Las mismas aportaron un caudal de información sumamente importante para elaborar un diagnóstico de la situación. Cabral señala: “La mayoría de los guardavidas destacaron la importancia en el acceso a la información y cómo cambió significativamente su punto de vista a medida que comenzaron a vincularse con los investigadores. No sólo sobre los varamientos sino también en el reconocimiento de especies, la información que pueden brindarle a turistas y residentes acerca de las características, la alimentación de cada especie y las medidas concretas a implementar al momento de un varamiento”.
Es importante destacar que la profesión de guardavida ha cambiado mucho a lo largo de los años. En los comienzos de Mar del Plata como ciudad balnearia eran los encargados de “bañar” a los visitantes de las clases más adineradas. Hoy su tarea se considera como un servicio al cual se le suma la arista ambiental. Actualmente gran cantidad de guardavidas ejercen un rol activo en materia de concientización acerca de la problemática de los residuos, limpieza de playas, señalización de zonas con peligros de derrumbe y prevención de todo tipo de accidentes, tanto dentro como fuera del mar.
“El trabajo de campo realizado nos permitió entender que “ser guardavida” no se trata sólo de cuidar la vida humana, sino también la no humana y que muchos de ellos pueden ser consideradores además como gestores ambientales”, concluye García.
Los investigadores vinculados al proyecto son German García, Victoria Cabral y Juan Pablo Seco Pon.