El trabajo científico sobre el varamiento de una ballena en Villa Gesell

A fines del mes de noviembre, pescadores deportivos que se encontraban en la zona costera de la Reserva Municipal Faro Querandí a 25 kilómetros al sur de la ciudad de Villa Gesell, informaron sobre la presencia de una ballena muerta en la zona. Diego Rodriguez, investigador independiente del CONICET Mar del Plata, relata cómo fue la llegada del animal a la costa y el trabajo realizado allí.


Personal de la Dirección de Medio Ambiente de la Municipalidad de Villa Gesell,  del Destacamento de Prefectura Naval de la ciudad y Guardaparques Municipales, junto al Grupo de Investigación  “Biología, ecología y conservación de Mamíferos Marinos”, conformado por Diego Rodriguez, Carolina De León, becaria doctoral y Ramiro Bagnato del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMYC, CONICET – UNMDP), asistieron al lugar para comprobar el estado del animal, confirmar su especie y realizar la toma de medidas corporales, fichas fotográficas y una serie de muestras de tejidos para análisis genéticos y toxicológicos.

El animal era un ejemplar de gran tamaño perteneciente a la familia de los rorcuales (Familia Balaenoperidae), de 18 metros de longitud, con una circunferencia mayor a los siete metros y un peso aproximado de 35 toneladas.

“El animal se encontraba en estado de descomposición avanzada, con una casi total pérdida de piel, lo que indicaba que el ejemplar llegó muerto a la costa. También, presentaba marcas de predadores, probablemente de tiburones, en la zona ventral (vientre)”, informó Rodriguez.

La familia de los rorcuales (Balaenopteriidae) es la más diversa de los grandes Cetáceos, e incluye a especies con una gran similitud en su aspecto general y con distribuciones geográficas muy extensas, a nivel de cuencas oceánicas. “El análisis del número y longitud de los pliegues ventrales, en combinación con la longitud del cuerpo y la forma de la cabeza hacen suponer que se trataba de una Ballena azul (Balaenoptera musculus) o una Ballena Fin o de Aleta (Balaenopteraphysalus)”, explicó el investigador.

El cuerpo de la ballena se mantendrá en la zona por varias semanas, por lo que los especialistas aconsejan evitar acercarse al lugar para evitar el contacto con los fluidos corporales en descomposición.