Ana Laxalt, investigadora independiente del CONICET estudia cómo las plantas perciben el entorno que las rodea y cómo transmiten esa información en forma de señales que se traducen a mensajeros moleculares regulando las respuestas de las plantas al estímulo.
“En particular nos interesa estudiar la respuesta a los patógenos y al estrés que genera la falta de agua estudiando los mecanismos y bases moleculares relacionadas con estas respuestas e investigando cómo generar plantas que resistan mejor al ataque de un patógeno o a una situación de deficiencia de agua. Dentro de los mecanismos moleculares que usan las plantas para generar estas respuestas, nos enfocamos en estudiar el rol de los gasotrasmisores y en señales lipídicas, en estudios enfocados desde la ciencia básica”, explica la especialista. Para sus estudios utilizan dos especies diferentes: Arabidopsis, como planta modelo y tomate como planta de interés agronómico.
Laxalt no trabaja sola, es parte del grupo de investigación Mecanismos de señalización en Plantas, del Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB-CONICET, UNMDP) formado por investigadores, postdoctorandos, tesistas y pasantes de las carreras afines de la universidad. Actualmente lo conforman Carlos García-Mata, Denise Scuffi, Andres Arruebarrena Di Palma, Luciana Robuschi, Rosario Pantaleno, Enzo Perk, Oriana Mariani e Ignacio Beramendi
Entender las bases moleculares de las respuestas de las plantas permitiría generar plantas de interés agronómico tolerantes a condiciones adversas. La investigación que llevan a cabo genera conocimiento básico, que tiene potencialidad de aplicación tecnológica. “En este momento, estamos modificando unas enzimas que regulan parte de las respuestas a patógenos. Esto lo estamos haciendo en tomate, mediante la tecnología de CRISPR/Cas9, que son como tijeras moleculares que cortan y modifican el ADN que codifica estas enzimas. De esta forma, estamos tratando de obtener plantas más resistentes a Botrytis, un hongo patógeno de tomate”, agrega Laxalt.
Este tipo de tecnología significaría disminuir los costos por perdidas debido a los patógenos y disminuir la aplicación de fungicidas y otros productos. La FAO estima que hasta el 40 por ciento de los cultivos alimentarios se pierden debido a plagas y enfermedades de las plantas anualmente. Esto deja a millones de personas sin suficientes alimentos para comer y daña gravemente la agricultura, la principal fuente de ingresos para las comunidades rurales pobres.
La especialista comenzó a estudiar las respuestas de defensa de las plantas frente a patógenos, desde sus inicios en la ciencia en 1994, investigando el rol de los gasotrasmisores en la respuesta al estrés hídrico, línea liderada por el investigador independiente del CONICET García-Mata en 1999. “Comencé a estudiar los mecanismos de señalización de las plantas en respuesta a estos estreses en mi estadía post-doctoral en los Países Bajos en 1999, en el laboratorio del reconocido investigador Munnik”.
El trabajo de laboratorio tiene un fuerte componente grupal, que incluye la discusión de resultados y datos, la interacción con otros investigadores, becarios y personal del instituto y de otros grupos de investigación internacionales. “Me gusta mucho el trabajo grupal, no concibo hacer ciencia de otro modo. Nuestro ambiente de trabajo es generoso en cuanto a compartir desde insumos hasta ideas, aunque aún hay mucho para mejorar”, agrega Laxalt.
Luego de realizar un postdoctorado en el extranjero Laxalt volvió a la Argentina en busca de contribuir a la sociedad a través de la investigación, la formación de becarios y doctorandos y la enseñanza y transmisión a estudiantes la pasión por la ciencia. “Esto fue una de las razones, sino la más importante, a la hora de decidir continuar en el extranjero o volver a la Argentina. En ese momento pensé que mi impacto sería más significativo acá, y también sentí que tenía que devolver algo a la sociedad Argentina que había invertido en mi educación. Asimismo, mi experiencia en el exterior me permitió traer oradores internacionales a nuestro instituto, establecer colaboraciones internacionales, y hacer que los estudiantes y becarios puedan realizar estadías en laboratorios internacionales, entre otros”.
Su pasión por la biología se inicia en el secundario, cuando una profesora de Biología la inspiró e introdujo en el campo de la biología molecular, cuenta: “Ahí me entusiasmé con el ADN, la genética y la biología celular. Siempre me inquietó la investigación y empecé haciendo un doctorado en interacciones entre planta y patógeno con un acercamiento molecular, clonando uno de los primeros genes que se clonaron en el IIB y estudiando con técnicas de biología molecular los mecanismos de respuesta a patógenos. Como parte de mi formación doctoral, realicé un curso de señalización, y ahí me enamoré de todo ese sistema de señales, segundos mensajeros y respuestas de los organismos. Eso me impulsó a decidir que mi tema de postdoctorado sería en mecanismos de señalizaciónen plantas”.
“Me gusta mucho descubrir cosas nuevas, plantearme nuevos interrogantes e intentar contestarlos mediante experimentos. Siempre la búsqueda de un nuevo resultado es desafiante, aunque se presenten numerosos obstáculos. Y claro, me entusiasma el tema de mecanismos de señalización en plantas”, concluye la investigadora.