El trabajo, subsidiado por el Inter-American Institute for Global Change Research y el CONICET, contó con la participación de un grupo transdisciplinario de investigadores pertenecientes al IIMyC y otras instituciones tanto académicas como de manejo de recursos marinos y ONGs de conservación. El artículo fue publicado en la prestigiosa revista Ambio (A Journal of the Human Environment), y representa la primera aplicación del marco conceptual de servicios ecosistémicos en el mar argentino.
El océano a primera vista puede parecer un ambiente homogéneo. Sin embargo, la distribución de los recursos, y por ende de las especies que lo habitan, es altamente heterogénea siendo los frentes marinos -áreas de encuentro entre dos masas de agua con diferentes características físico-químicas- los sitios de mayor productividad biológica. La estrecha relación entre la productividad primaria (fitoplancton) y los diferentes componentes y procesos de los ecosistemas marinos llevó a un grupo de investigadores del IIMyC a hipotetizar que estas áreas podrían concentrar la producción de bienes y servicios ecosistémicos.
Paulina explica que “El abordaje de esta hipótesis representó un desafío ya que aplicar el marco conceptual de servicios ecosistémicos al ecosistema marino fue una iniciativa pionera en el país”. Este enfoque considera tanto perspectivas ecológicas como sociales y económicas; y provee un marco globalizador de mucha utilidad al momento de diseñar y poner en práctica herramientas de gestión y conservación.
“Dicho enfoque fue inicialmente desarrollado para ambientes terrestres y, por lo tanto, su aplicación en ambientes marinos no costeros requiere la adaptación o consideración de nuevas metodologías. Por ejemplo, dado que el ser humano no habita el océano, es común que exista un desacople espacio-temporal entre la provisión (por parte del océano) y el aprovechamiento (por parte del ser humano) de dichos servicios que normalmente no ocurre en los sistemas terrestres”, agrega la investigadora.
Es así que este grupo de investigadores del IIMyC, conformado por Paulina Martinetto, Daniela Alemany, Florencia Botto, Marcelo Acha y Oscar Iribarne, más Alberto Piola, oceanógrafo del Servicio de Hidrografía Naval, decidieron involucrar a Matías Mastrángelo y a Pedro Laterra, destacados ecólogos terrestres del CONICET con una vasta experiencia en servicios ecosistémicos, en el estudio. Además, el trabajo reunió expertos de diferentes disciplinas (ecología marina y terrestre, oceanografía, sociología, derecho ambiental, manejo de recursos marinos, conservación) provenientes de diferentes instituciones (académicas, manejo gubernamental de recursos pesqueros, ONGs de conservación).
Para analizar el vínculo entre los frentes marinos y la provisión de servicios ecosistémicos, el estudio se focalizó sobre el frente de talud continental del Mar Argentino como caso de estudio. Por su extensión -aproximadamente 1500 kilómetros desde la Confluencia Brasil-Malvinas en el norte, siguiendo toda la extensión del talud continental, alrededor de las Islas Malvinas, hasta el sur del Banco Burdwood- y su persistencia en el tiempo, este frente es un componente clave en el océano Atlántico Sudoccidental, ya que brinda los recursos críticos para el desarrollo de un gran número de especies.
Tras una exhaustiva revisión de la información existente, los investigadores construyeron un esquema conceptual para el socio-ecosistema del frente de talud identificando los principales componentes y funciones del ecosistema y evaluaron los vínculos potenciales entre los servicios intermedios, finales, beneficios, actores sociales y forzantes de cambio. El trabajo muestra que la producción primaria, el fitoplancton, es la característica ecológica principal que sustenta la producción de servicios ecosistémicos marinos tanto tangibles (alimentos, pesquerías) como intangibles (absorción de dióxido de carbono, recreación), y por lo tanto la mayor producción de servicios ecosistémicos en el Mar Argentino se concentra en el frente de talud continental. “Los datos de clorofila satelital, que se utilizan para estimar abundancia de fitoplancton, podrían utilizarse para construir indicadores de servicios ecosistémicos marinos”, afirma Martinetto.
Y suma: “El enfoque de Servicios Ecosistémicos nos brinda una mirada diferente sobre nuestro mar, de manera inclusiva considerándolo como un socio-ecosistema. Es necesario sensibilizar e informar a la sociedad sobre los desafíos que se enfrentan en el presente y los riesgos potenciales a futuro”. También es necesario influir racionalmente y de manera informada –utilizando todo el conocimiento disponible y acumulado- sobre los diversos ámbitos de poder y toma de decisiones.
Este trabajo pone de manifiesto la importancia del Frente de Talud que con sus características de estructura y funcionamiento concentra la provisión de servicios ecosistémicos. Por tal motivo, resulta estratégico incluir al Frente de Talud en el manejo del Mar Argentino proponiéndolo como una unidad de provisión concentrada de servicios ecosistémicos y un área clave para la gestión integrada. También se pone en relieve que, bajo el enfoque de servicios ecosistémicos, la sustentabilidad de este ecosistema depende tanto de la conservación de su biodiversidad como del acceso de los diferentes actores sociales interesados en la definición de políticas públicas y en la toma de decisiones.
“Si bien el Frente de Talud puede resultar lejano, poco cotidiano, y desconocido, a través de sus múltiples servicios nos otorga continuos beneficios. Creemos necesario realizar estudios integrados del mar que permitan comparar dichos servicios con los que brindan otras áreas de la plataforma y otras áreas frontales, que posibiliten plantear estrategias basadas también en la heterogeneidad del mar y en la provisión de múltiples servicios ecosistémicos”, concluye Martinetto.