El día 7 de abril un ejemplar juvenil de las Ballenas Jorobadas o “Megaptera novaeangliae”, se varó en una de las playas del Complejo de Punta Mogotes. El personal de Prefectura Naval Argentina, Defensa Civil de la Municipalidad de General Pueyrredón (MGP), la Fundación Mar del Plata Aquarium, la Fundación Fauna Argentina, el Museo Municipal de Ciencias Naturales Lorenzo Scaglia y el Grupo de Investigación del IIMYC, concurrieron al lugar junto con decenas de voluntarios para realizar tareas asistencia y devolución del ejemplar al mar.
El ejemplar de la ballena tenía 9,10 metros de largo y un peso aproximado entre 6 y 8 toneladas. “Nuestro grupo estuvo monitoreando la frecuencia respiratoria del animal en todo momento, la cual fue descendiendo en frecuencia e intensidad con el paso del tiempo”, manifiesta Rodriguez y agrega “el cuerpo tenía signos de desnutrición y deshidratación que indicaban complicaciones en la salud del animal previas a su varamiento”.
El laboratorio del Aquarium Mar del Plata, estuvo a cargo de los análisis preliminares de las muestras de sangre de la ballena. Estos estudios confirmaron la existencia de un proceso infeccioso en desarrollo. Los mismos se complementaron con otros, realizados el día lunes 9 de abril, que indicaban como causa del proceso infeccioso la escasa respuesta del sistema inmunológico, una anemia regenerativa y una baja de las proteínas del plasma sanguíneo. “Estos análisis reafirmaron la primera evaluación: el animal llegó a la playa con afecciones desarrolladas que impedían su recuperación”, indica Rodriguez.
“Durante la presencia del animal en la playa, se realizaron varios intentos de devolverlo al mar pero no pudo ser trasladado muy lejos de la orilla. Debido a su estado de salud, la ballena muere a la tarde del día lunes”, expresa Rodriguez.
Posterior al deceso, se tomaron diferentes muestras del animal para diferentes estudios: de la piel para análisis genéticos, de la grasa para análisis toxicológicos, de la sangre para hematología, obtención de ectoparásitos y disección de barbas. También, se tomaron las medidas corporales y se realizó un set completo de fotografías de la coloración corporal.
El cuerpo del animal fue enterrado en un predio, apartado de visitantes y transeúntes, que permitiera su descomposición natural y sin poner en riesgos la salud de las personas. Esta decisión fue tomada por investigadores del IIMYC y miembros del Museo Scaglia, quiénes también, estarán a cargo del monitoreo de la descomposición del cuerpo para ingresarlo posteriormente a la colección oficial del Museo para su curado y exposición.