Una nueva opción es posible para las prótesis óseas

Cuando un grupo interdisciplinario e inquieto busca nuevos caminos de investigación para encontrar respuestas que mejoren la calidad de vida de la comunidad, se pueden encontrar resultados aún mejores. Es el caso de un grupo de investigadores del Instituto de Investigación en Ciencia y Tecnología de Materiales (INTEMA, CONICET – UNMDP).


Silvia Ceré, investigadora principal del CONICET y perteneciente al INTEMA, coordina este grupo compuesto por biólogos, ingenieros químicos, ingenieros en materiales, lic. en química (con doctorados en diversas especialidades) odontólogos y médicos. Vive en Mar del Plata desde hace muchos años y es madre de dos hijos. También practica yoga y le encanta la actividad al aire libre.

Como sucede en algunos casos, la carrera de investigación transcurre por diferentes caminos. En el caso de Ceré, comenzó desarrollando su tesis sobre mecanismos de corrosión relacionados con intercambiadores de calor en centrales termoeléctricas en Mar del Plata  pero hoy, continúa por un camino diferente: biomateriales metálicos para el uso de la salud.

“Nuestro grupo trabaja en la modificación superficial de prótesis dentales y de cadera con biomateriales metálicos que puedan adaptarse al organismo humano de forma natural. Al momento, es una etapa experimental que desarrollamos dentro del laboratorio”, explica Ceré.

En Argentina se utilizan dos tipos de prótesis: las cementadas que implementan este material para la adhesión de la prótesis al hueso y las no cementadas, que permiten otro tipo de unión entre los elementos. “En nuestro trabajo buscamos que la unión entre el tejido óseo y el metal suceda preservando la mayor cantidad de hueso posible”, informa la investigadora.

La búsqueda de optimizar las prótesis se debe a que la calidad de vida de las personas se ha extendido hasta los 85 años. Las prótesis que se utilizan tienen una duración limitada y, en muchas ocasiones, las personas se deben someter a una segunda operación. Las prótesis no cementadas representan una mejora para esta situación y la rehabilitación del paciente.

“Para estas intervenciones, no sólo es importante que el material resista a los fluidos del cuerpo sino también que no requiera nuevos métodos de implementación quirúrgica, por eso es fundamental contar con un equipo multidisciplinario que permita anticiparse a ciertas circunstancias” manifiesta Ceré.

En la mayoría de los casos, las prótesis no cementadas se utilizan para personas jóvenes que aún tienen capacidad alta de formación de tejido nuevo para la integración al hueso, o bien, que hayan sufrido un accidente o un desgaste prematuro en el tejido óseo. Éstas permiten que la estabilización y la integración temprana al cuerpo sucedan más rápido y de manera natural porque preservan mayor cantidad de tejido.

No obstante, este grupo de investigación no se reduce solamente a trabajar sobre prótesis de cadera o dentales. En relación a mejorar la calidad de vida de las personas, también desarrollan sobre prótesis degradables aplicables en otras partes del cuerpo, principalmente para unir partes de un hueso largos o ligamentos.

“En este caso trabajamos al revés,  modificamos la superficie para favorecer la integración pero para que el proceso de corrosión dentro del cuerpo suceda más lento, pero suceda”, indica la investigadora. Y agrega “las personas no se someten a una segunda operación para la extracción del elemento que ya cumplió su función, por lo que estas prótesis vienen a eliminar ese paso”.

Con paso firme, el grupo de investigación del INTEMA continua desarrollando estos materiales que proponen una mejora en la funcionalidad de las prótesis y  para que en un futuro, el país pueda autogenerarlas. “Sería un gran paso en nuestra investigación que este tipo de prótesis puedan ingresar al mercado y que estén al alcance de las personas que realmente lo necesitan”, finaliza Ceré.